Un nuevo ilícito penal: Poner en ridículo a un Estado

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Recientemente hemos conocido con estupor que la fiscalía Danesa ha acusado a los activistas del clima de Greenpeace, entre el que se encontraba nuestro compañero Juantxo López de Uralde, por “allanamiento de la morada de la reina”, delito que puede penarse con varios años de cárcel.

¿Allanamiento de morada? Yo, como tu, hemos podido ver cómo Juantxo y su compañera entraron por la puerta precedidos amablemete por la seguridad del evento y cómo le habría displicentemente la puerta un bedel ridículamente vestido. Uno se imagina un allanador de moradas al tipo que entra por la noche por una ventana de tu casa, o al menos empleando la fuerza, pero en este caso las imágenes muestran cómo Juantxo y compañía entraron invitados por el personal del palacio real.

¿Entonces cuál es el delito? Yo creo que su delito fue sacar su famoso cartel que decía “los políticos hablan, los líderes actúan” poniendo en evidencia a los más de cien jefes de Estado y presidentes de gobierno y, sobre todo, poniendo en ridículo los sistemas de seguridad de Dinamarca. Si, Dinamarca hizo el ridículo ante todo el mundo, su cumbre fue un fracaso tanto organizativo como de resultados y Dinamarca mostró su cara más represiva frente a los ciudadanos que clamaban por la salud de nuestro planeta. Pero lo peor de todo es que nunca se olvidará ese ridículo porque un puñado de activistas pacíficos extendió una pancarta delante de las cámaras y de toda la comunidad internacional que decía: “los políticos hablan, los líderes actúan”.

A mi juicio, Dinamarca volverá a hacer el ridículo si inaugura un nuevo ilícito penal: el poner en ridículo a un Estado. Mejor harían de dejar las cosas como están.

Por cierto, ese día de diciembre de 2009, yo me sentí representado por Juantxo cuando sacó la pancarta, ahora me siento también acusado por la fiscalía danesa y, si cometiesen el terrible error de condenarle, me condenarían a mí también.

Estoy convencido que ese día había más motivos para emprender un proceso contra el resto de comensales que contra los pacíficos activistas del clima.