El sinsentido del embalse de Biscarrués




Ayer mantuvimos, los grupos que alegamos en contra del Embalse de Biscarrués, una reunión con la Secretaria de Estado de Cambio Climático y el Director General de Evaluación Ambiental. Querían conocer de primera mano nuestras impresiones.

La reunión fue muy emotiva, ya que a la misma asistieron la Coordinadora de Biscarrués-Mallos de Riglos y un representante de los empresarios de de la zona. Ellos aportaron muchos y buenos datos, pero sobre todo emotividad ¿Es posible que en pleno siglo XXI sigamos echando a nuestra gente de los ríos para llevarnos el agua a kilómetros de distancia para regar maíz?

La gente del terruño nos contaron como se han reencontrado con el río, y que con ese reencuentro han conseguido darle la vuelta al fenómenos de emigración a las ciudades, de hecho acababan de abrir un nuevo centro de primaria. Nos contaron que cada día hay más casas rurales y empresas de ocio ligadas al río y a los valores naturales y paisajísticos del lugar e incluso que en el pueblo están construyendo un hotel de 4 estrellas (algo impensable en la mayoría de los pueblos de nuestro país). En Biscarrués la gente mira nuevamente a su río, y su río les recompensa por ello, mientras que el resto de la población española vive de espaldas a los suyos y los ríos se mueren poco a poco.

Pero desgraciadamente, estos valores que tan bien defendieron los representantes de la comarca no son suficientes, en este mundo dominado por leyes y poderes económicos y poco por la moral y el sentido común, para parar la obra civil de Estado. Ahora bien, hay muchos criterios técnicos, económicos y legales, que también pusimos sobre la mesa, para acabar, tras 25 años, con la espada de Damocles que supone el embalse para el Gállego, y así se lo hicimos ver a la delegación ministerial.

Algunos de los argumentos que pusimos sobre la mesa:

- El río Gállego ya tiene 6 pantanos y una decena de centrales eléctricas y el tramo de Biscarrués es el único con un muy buen estado ecológico según la Confederación.
- Los objetivos de la obra no están bien definidos, pero si realmente se trata de asegurar las dotaciones de regadíos existentes debería bastar con mejorar la eficiencia de las instalaciones de riego del Alto Aragón que ahora se aproximan a tan solo el 30%
- En cualquier caso no se han evaluado alternativas, como obliga la ley y hay muchas ahora mismo sobre la mesa con menor impacto que el embalse.
- El embalse supondrá un impacto crítico sobre el LIC “Bájo Gállego” y ello ha quedado acreditado con informes de la administración (CEDEX) y de más de una docena de científicos.
- No se ha evaluado el impacto sobre las zonas regables, lo que supone una fragmentación de la evaluación de impacto ambiental. Según los regantes los riegos se harían en Monegros, lo que supondría nuevamente impactos críticos. Se avisó al Ministerio que una DIA positiva nos llevaría a reabrir la queja de Monegros.
- Se expuso el sinsentido de proponer el embalse para laminación de avenidas, ya que nadie en la zona ha conocido avenidas que supusiesen una amenaza para las personas. La Confederación se remonta al año 1300 para justificar este objetivo. Parece razonable que en un río tan regulado como el Gállego (6 embalses) se pueda asegurar la seguridad material y personal de los habitantes de la zona.
- Se expuso que el proyecto supondría un impacto económico brutal en la comarca, que ahora depende del río y sobre todo de sus aguas bravas. El embalse supondría pasar de 22 km de aguas bravas a solo siete (insuficiente para su explotación).

A todo esto, el Gobierno de Aragón clama por este Embalse enarbolando un acuerdo de la Comisión del Agua de 2006 en el que supuestamente se aprobó por unanimidad el proyecto. Pues bien, le dejamos claro al Ministerio que se trataba de una clara manipulación. Primero, en esa Comisión no votaron a favor ninguno de los representantes de los científicos y de los grupos medioambientales (o lo que es lo mismo, solo votaron a favor, los sectores económicos y de la administración). Y segundo, lo que se aprobó es enviar el proyecto al Ministerio con tres alternativas, un embalse de 190 Hm3, uno de 35 Hm3 o la no realización del Embalse, y siempre con la condición de que no afectase la explotación de las aguas bravas.

Más claro el agua (si no se la llevan los regantes).

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