Recientemente se ha publicado un artículo en Science titulado “Global Biodiversity: Indicators of Recent Declines” en el que tras analizar más de 30 indicadores –diferentes medidas de la biodiversidad, incluyendo cambios en las poblaciones de algunas especies y en su riesgo de extinción, extensión de hábitat y composición de comunidades biológicas- no encontró evidencia de una reducción significativa en la tasa de declive de la biodiversidad, pero sí de que las presiones que sufre continúan aumentando. La síntesis proporciona pruebas abrumadoras de que la meta 2010 no ha sido alcanzada (el resumen del artículo y los autores lo puedes encontrar pinchando aquí).
Esto no es más que la demostración científica de lo que ya sabíamos los que trabajamos en la conservación de la Naturaleza.
Los resultados de este estudio alimentan la tercera Revisión Mundial de la Biodiversidad (Global Biodiversity Outlook 3), la publicación estrella del Convenio de Biodiversidad, que se presentará en Nairobi el 10 de mayo, cuando representantes de gobiernos de todo el mundo se reúnan para discutir la meta 2010 y cómo hacer frente a la crisis de la biodiversidad.
Está claro, que una crisis como la de la biodiversidad no podrá ser remontada sin una conciencia clara por parte de los líderes mundiales de lo que nos jugamos y un cambio radical en sus principales políticas (sobre todo las agrícolas, industriales y de transporte).
No es de extrañar que el primer firmante del artículo sea un representante de BirdLife, y es que en estos momentos se trata de la organización a nivel mundial que más está luchando por conservar la biodiversidad. Pero el trabajo de una sola organización, por más que estemos en más de 100 países, es insuficiente. Tenemos que convencer al resto de ONG de la necesidad de luchar por revertir la pérdida de biodiversidad al ser una amenaza tan grande como el cambio climático.
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