Si yo fuera presidente de la Confederación del Guadiana….




Hoy nos hemos despertado con la noticia que el Gobierno de la Nación ha iniciado el trasvase del Tajo a las Tablas de Daimiel a través de la tubería manchega. En El País se puede observar, en una foto a todo color, al Secretario de Estado, Josep Puxeu, calzado con botas de agua sobre la tubería que extrae el agua del Gigüela. Junto a él, le acompañan el Director General de Medio Natural y Política Forestal y el Presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. En la foto no se ve, pero se adivina, que los tres se encuentran muy satisfechos de esta actuación. Otro día valoraré la actuación en sí, pero en esta reflexión me gustaría ponerme en la piel del Presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana a ver qué pasa.

Punto de partida

Antes de ver lo que haría si yo fuera el Presidente de la Confederación debo evaluar brevemente el bagaje con el que partía. A ver, recapitulemos los antecedentes a este proyecto:

1) El 11 de julio de 2008 el Consejo de Ministros aprobó el nombramiento del actual presidente de la CHG.
2) Se encuentra con una cuenca complicada con un acuífero sobreexplotado y contaminado, varios millares de pozos ilegales, una solicitud de descatalogación de la reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda por la mala gestión hídrica de la zona y un Parque Nacional, las Tablas de Daimiel seco por la mala gestión hídrica de la Cuenca.
3) Para equilibrar, también se encuentra con el plan más ambicioso y mejor dotado de la historia de España para salvar una cuenca hidrográfica, el Plan Especial del Alto Guadiana.
4) En diciembre de 2008, el Patronato del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel solicitó un trasvase urgente desde el Tajo para evitar un grave riesgo de combustión en el Parque.
5) Basándose en ello, la Confederación solicita al Gobierno un trasvase para el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.
6) El Consejo de Ministros, haciendo caso omiso a su solicitud, le niega el trasvase ese invierno y solo se lo concede para la primavera lo que reduce enormemente la eficacia del mismo, condenando esta decisión y la nula actuación de la Confederación a que arda el Parque Nacional.
7) Mientras tanto, ante la falta de socorro del Gobierno central, las actuaciones dentro de la cuenca son nulas, salvo tal vez el rezo, políticamente no confesable, para que no arda el Parque Nacional.
8) En 2009, como todo hacía prever, se declara un incendio en un Parque Nacional seco y el fuego prende la turba declarándose un incendio subterráneo.
9) Mientras tanto, los pozos ilegales siguen extrayendo agua y los embalses de la Cuenca más próximos al Parque Nacional siguen acumulando agua para plantar, tal vez, algún pimiento.
10) En noviembre de 2009, por fín, el Consejo de Ministros aprueba un trasvase del Tajo a las Tablas y unas obras, sin evaluación de impacto ambiental, que dañarán el Gigüela para poder enviar el agua por la tubería manchega hasta el Parque Nacional. Un proyecto de 9 millones de euros y una certificación que el trabajo realizado en la Cuenca del Guadiana no ha servido para nada.
11) A todo esto, en diciembre del 2009, la Cuenca del Guadiana se supone que se encuentra según la Confederación en situación de alerta de sequía, lo que le permite legalmente solicitar que le trasvasen agua de la Cuenca Hidrográfica del Tajo (véase el informe de sequía de ese mes de diciembre). Además, los pantanos más cercanos a las Tablas como el de Peñarroya se encuentran, se supone, en situación de emergencia por sequía. Sin embargo, de forma inexplicable para pantanos secos de una cuenca en alerta de sequía la CHG tiene que desembalsar agua de Peñarroya ese mismo mes a marchas forzadas provocando la inundación de varias depuradoras y vías de comunicación por exceso de agua.

Con todo este bagaje me encuentro ya con las botas bien enfundadas sobre una tubería que extrae el agua del Gigüela hacia las Tablas de Daimiel, posando para los fotógrafos, y preguntándome sobre lo que he hecho o lo que he de hacer.

Evidentemente, tras analizar los antecedentes lo que he hecho solo puedo tildarlo de fracaso ya que no he sido capaz con los recursos de la Cuenca de evitar o hacer frente a los incendios del Parque. Por no conseguir, no he conseguido ni siquiera reducir la extracción ilegal del acuífero ni siquiera con la fuerza del dinero que me da el Plan Especial del Alto Guadiana.

¿Qué hacer entonces?

Me imagino que si no pudiera hacer nada para cambiar la situación hidrológica de mi Cuenca lo que desemboca en el incendio de un Parque Nacional y ante la necesidad de que venga el Gobierno en mi socorro con un trasvase inútil, poniendo en riesgo dos ríos (Tajo y Gigüela) que no tienen la culpa, lo mejor sin duda es que dimita.

Pero claro, yo no soy presidente de una Confederación y por lo tanto no se que un Presidente nunca dimite, así que sean otros los que me lo pidan y que vega otro que me haga bueno.

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