Hoy nos levantamos con una buena noticia, tras 87 días desde que comenzó el vertido de petróleo en el golfo de México, hoy dejó de fluir crudo al mar, según anunció BP. Ochenta y siete largos días en la que uno de los más poderosos países y una de las más poderosas empresas no pudieron poner remedio a su inconsciencia.
Por supuesto se han sucedido las declaraciones públicas, el presidente de EEUU, Barack Obama, calificó el anuncio como "una señal positiva", el coordinador de la lucha contra el vertido, el almirante Thad Allen, indicó que "nos sentimos alentados por estos acontecimientos, pero esto no se ha acabado" y el director de Operaciones de la petrolera, Doug Suttles, indicó que "todos estamos encantados de que haya dejado de fluir petróleo en el mar" y "podríamos empezar a ver la luz al final del túnel".
En cualquier caso, el martirio aún no ha terminado ya que esto solo es una prueba y no un sellado definitivo del pozo. Además, nos quedan todavía unos ecosistemas contaminados que tardarán decenios en recuperarse. Hay que recordar que durante 87 días han fluido libremente al mar entre 35.000 y 60.000 barriles de petróleo diarios.
Por su parte la secretaria ejecutiva de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la costarricense Christiana Figueres, aprovechó la situación para reclamar un cambio de rumbo hacia las energías renovables. Desde luego esta sería una sabia decisión que nos ayudaría a alejarnos de un abismo, el cambio climático, pero no de otros, ya que mientras que siga dominando la codicia en el ser humano, el cambio de fuentes energéticas no librará a la Naturaleza de que la sigamos destruyendo.
Pasar del petróleo a la energía eólica y a la solar de una forma rápida, desordenada y sin una adecuada planificación y evaluación ambiental puede ser para las aves igual de malo que las plataformas petrolíferas. Así que a ver si esta vez somos capaces de hacerlo mejor.
En cualquier caso, hoy podemos estar más contentos, aunque desde luego no tranquilos.
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